Pero qué dices Nadia, pero qué dices
No te das cuenta acaso de que tienes veinte años y de que tus ojos también tienen veinte años
Alejandra tenía razón a tu edad… Todas fueron más racionales a tu edad
Sos la heredera de un pacto de sangre y de huellas de ostracismo animal
Sos miembro de la casta de los infelices con historia
De la que quiere y por eso es mujer, y es sujeto, y es de ella
¿Pero quién no quiere pertenecer también?
Cómo crees que te va a ver llegar
Ya no va a ser como siempre
Ya no serás la misma nena en el trajecito negro con el bolso cruzando el pecho como testimonio fehaciente de las lecturas
Ya no serás la misma idiota sonriente que cruza concentradamente la calle
Ya no serás la mente ágil que recuerda inventa datos, cifras, fechas, besos, recuerdos, inventos
Para él ya no eres nada, para él no existes, no importas, no eres
No eres más que una mota del pasado
Una de ésas volátiles que se pierden
Y se olvidan
Se olvidan, Nadia, se olvidan
Y tú juegas tu rol de mujer
Actúas arbitrando la memoria colectiva que sólo es de los dos y que en la práctica sólo es tuya
Quizás te va a ver llegar como se te ve llegar como cualquiera te vería llegar
Y le vas a sonreír tratando de no llorar
Advertirá el despojo en tu sonrisa
Te verá desde sí
Tú lo verás desde él
Siempre fue injusto pero antes no lo percibías, no te importaba
Antes vivías en el paréntesis que era su compañía
Ahora estás rodeada de realidad
Te va a ver llegar cansada
Con Simone, Alejandra, Virginia, Edith, Frida, Violeta, Tamara, Camille encarnadas en ti
Altiva, presuntuosa, inteligente
Pero no se verá a él en ti ya no se ve a él en ti porque eres valiente y a los hombres no les gustan las mujeres valientes
Al menos no para la vida
Y quieres golpear con ambos puños
Golpes ciegos, desentrañando nudos ciegos
Pero así, frente a él, no puedes defenderte
Frío beso en la mejilla
De nuevo, la ceremonia del adiós.
No te das cuenta acaso de que tienes veinte años y de que tus ojos también tienen veinte años
Alejandra tenía razón a tu edad… Todas fueron más racionales a tu edad
Sos la heredera de un pacto de sangre y de huellas de ostracismo animal
Sos miembro de la casta de los infelices con historia
De la que quiere y por eso es mujer, y es sujeto, y es de ella
¿Pero quién no quiere pertenecer también?
Cómo crees que te va a ver llegar
Ya no va a ser como siempre
Ya no serás la misma nena en el trajecito negro con el bolso cruzando el pecho como testimonio fehaciente de las lecturas
Ya no serás la misma idiota sonriente que cruza concentradamente la calle
Ya no serás la mente ágil que recuerda inventa datos, cifras, fechas, besos, recuerdos, inventos
Para él ya no eres nada, para él no existes, no importas, no eres
No eres más que una mota del pasado
Una de ésas volátiles que se pierden
Y se olvidan
Se olvidan, Nadia, se olvidan
Y tú juegas tu rol de mujer
Actúas arbitrando la memoria colectiva que sólo es de los dos y que en la práctica sólo es tuya
Quizás te va a ver llegar como se te ve llegar como cualquiera te vería llegar
Y le vas a sonreír tratando de no llorar
Advertirá el despojo en tu sonrisa
Te verá desde sí
Tú lo verás desde él
Siempre fue injusto pero antes no lo percibías, no te importaba
Antes vivías en el paréntesis que era su compañía
Ahora estás rodeada de realidad
Te va a ver llegar cansada
Con Simone, Alejandra, Virginia, Edith, Frida, Violeta, Tamara, Camille encarnadas en ti
Altiva, presuntuosa, inteligente
Pero no se verá a él en ti ya no se ve a él en ti porque eres valiente y a los hombres no les gustan las mujeres valientes
Al menos no para la vida
Y quieres golpear con ambos puños
Golpes ciegos, desentrañando nudos ciegos
Pero así, frente a él, no puedes defenderte
Frío beso en la mejilla
De nuevo, la ceremonia del adiós.