Quizás no sea tiempo para cantar victoria aún (de hecho, no lo es), pero no podía postergar escribir ya, y algo que se me viene inmediatamente a la cabeza es el sentimiento (cabeza y sentimiento sí tienen que ver, maldición) de todos los ciclos (ramos para los mortales felices: los que no son mis compañeros) que se acaban en la U. Es una especie de nostalgia incontrolable y la certeza de que nunca más voy a recuperar los minutos en que sentí tanto miedo de llegar tarde a clases de Civil mientras corría, con bufanda pelo aros abrigo bolsos al viento, a través de la Plaza Italia. Porque llegar después que Él significaba esperar afuera, con el peso ya inútil del cuaderno y el Código, lejos lo más pesado de todo lo que abundante y humildemente cargaba, amargándome porque me estaba perdiendo la clase, porque tendría que poner miraditas tiernas a los cabros para conseguir sus apuntes y después otras miraditas más, tiradas eso sí a la senda de lo suplicante, para que me tradujeran sus letras y abreviaciones (todo estudiante de Derecho tiene una propia manera de abreviar la palabra "contrato", por ejemplo). Llegar tarde a Civil era perder un poquito el favor de Él, era lamentarse por levantarse tan temprano y no haber sido aún así capaz de ganarle... daba lo mismo llegar antes que el timbre (sí, Derecho en la Chile se rige por timbres), ya que los verdaderos horarios eran los de Él. Y qué diablos. Cuando entró a regir el Transantiago todo empeoró para nosotros, pobres criaturitas sufrientes, pero aún así, Él, que justo por esa época se cambió de casa cerca de la Facu y por ende dejó de utilizar el transporte público, no dio su brazo a torcer, la rigurosidad se mantuvo y seguimos recorriendo, desde su llegada y hasta el timbre (porque se iba a la hora el hombre) la senda vasta del derecho más egoísta y más importante de todos. Así fue como contribuyó a convertirme en la joven formal, maniática y estructurada que hoy soy. A fortalecer ese pequeño germen que había en mí y me ayudó a elegir la carrera. Y no arrepentirme nunca de la decisión pues se lo debo en gran medida a Él, por ser una constante fuente de inspiración, ya que, entre otras causas y consecuencias, no creo que pueda conocer a otro más arbitrario y más racional a la vez. Un buen abogado progre, animal raro dentro de su especie. Y es por sus comentarios que la entrada se llama Ni Prostitutas ni Sumisas, como el grupo de feministas francesas del que nos habló.
Mañana es la última clase. Después el examen. Y, seguidamente, el asado, taller de memoria, e intercambio a París. Las dos primeras las promete la Escuela, las dos segundas él, y la última yo misma a mí confiando en la ayuda de los dos primeros factores conjugados.
4 comentarios:
Estábamos en civil 2, cuando todos lo odiaban, y en esas tallas que nadie entendía o que no eran escuchadas porque era demasiado odiado, dijo una frase que me quedó grabada, especialmente porque era el 2006, cuando yo aún tenía mi cabeza en al 2005:
"El tiempo lo cura todo...
incluso la nulidad absoluta"
No sólo es el fin de ciclo ("ciclo en el sentido de la facultad), sino uno de los fines de una etapa de nustras vidas. Cada vez queda menos de nuestro estudio en el frío edificio de Pío Nono, y "Él", como lo llamaste, será siempre un referente para recordar estos años de estudio, amistad y experiencias.
No sé que postearte, la nube que cargo sobre mi cabeza me impide opinar cuerdamente, pero supongo que podría decirte que comparto la nostalgia por los profes que ya no veré (sobre todo, cuando de "maestros" se trata), aunque supongo que siempre cabe la posibilidad de que los vuelvas a encontrar, en nuevas circunstancias, en este ciclo de la vida tan lleno de coincidencias.
Buen nombre el de tu post, ni prostituta ni sumisa, aunque creo que a veces soy un poco de lo segundo y que si tuviera la posibilidad física que se requiere, podría ganarme la vida como lo primero; después de todo es un oficio noble el dar placer a otros, sobre todo si se compara con el ejercicio egoísta de dar puros problemas.
Te quiero mucho, perdón por túyasabesqué.
Lloro :(
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