Me acabo de enterar por el a veces despiadado internet que ayer murió el poeta palestino Mahmoud Darwish. Tenía 67 años y era un ícono de nuestra resistencia. La noticia me llegó como balde de agua fría, nadie me preparó para conocerla. Digamos que esto me afecta especialmente porque recién venía saliendo de la muerte de uno de nuestros mejores profesores, don Juan Bustos, pero más aún porque yo amo la poesía y Darwish era mi poeta favorito en todo el mundo junto a Vicente Huidobro, Roque Dalton, Mario Benedetti, y Nadia Prado.
Darwish fue el primer poeta palestino en cuya obra profundicé, y creo que a todos nos pasó algo similar en honor a su obra Carnet de Indentidad. Hoy lo despido improvisadamente como al grande que fue y seguirá siendo mientras recuerdo la forma en que muchos lo reemplazaron por otros grandes como Ghassan Kanaffani, o dejaron la poesía a un lado, reconociendo al intelectualísimo Edward Said como a nuestro cuasi único exponente en el campo de las letras y humanidades. Pero yo seguí fiel a Mahmoud Darwish, me gustaba y me gusta hasta ahora porque en sus versos aparece narrada toda la historia y el sentir de nuestro pueblo, contados por bocas de palestinos y palestinas sencillos, que hacen una vida cotidiana y viven sus vidas, año a año, lidiando con las miles de dificultades producto de la invasión y ocupación de su tierra. Pero pese a eso, pese a todas sus consecuencias, esta gente, este pueblo, es capaz de dar la pelea que significa seguir existiendo y viviendo, así de sencillo. Yo creo que Mahmoud Darwish convirtió eso en su poesía, en su ideología.
Este año junto a él se ha ido el camarada George Habash, ideólogo del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Hace casi cuatro fue muerto Arafat, y un año antes, Edward Said.
Cada vez perdemos a nuestros referentes. Quedamos solos, sin respaldo, perdidos entre los recuerdos, añorando épocas que jamás vivimos y que querríamos reiterar. Ellos fueron los revolucionarios, actores de otro mundo. Dieron sus vidas por entero para construir un mundo más justo desde una Palestina laica, soberana y democrática.
Muchos podrán venir y decirme que nada de lo que hicieron sirvió, que cada vez nuestro pueblo está peor, que no hay esperanzas, que las utopías pasaron de moda y que sólo resta resignarnos para ahorrar el dolor por la esperanza.
Si bien sé que nada es igual, y que por eso la ideología marxista hoy debe enfrentar situaciones insospechadas para ella, y por eso nunca dejar de reconstruirse desde su base, también sé que aquello que motivó a escribir al compañero poeta Mahmoud Darwish sigue allí, tanto o más descarnado que antes, y más aún, me consta que todo el trabajo que él y sus compañeros noblemente aportaron para el triunfo de la autodeterminación de los pueblos (léase su poema a Cuba) y de la liberación palestina, es una inspiración para miles de jóvenes que gracias a gente como él pueden conocer nuestra historia, y vivirla de uno u otro modo. Los palestinos no desaparecemos porque hay voces como la de él que nos acompañan diariamente y a cada uno de nosotros, generaciones tras generaciones, en nuestra tarea de ser palestinos llevando la frente en alto en la confianza unida de que el mundo antes de Darwish era peor de lo que es hoy, y sin él nada habría sido lo mismo para nuestra historia. Ésta, sin él, se contaría de otra manera, o sencillamente no se contaría.
"Tus ojos son una espina en el corazón,lacerantes, pero aún así, adorables
los protejo de la tormenta
y lo penetro profundo en la noche y el dolor,
la herida alumbra miles de estrellas,
transforma mi presente en un futuro más amado que mi propio ser y mientras te miro a los ojos olvido que alguna vez fuimos gemelos detrás del portal
Te vi por última vez en el puerto, querida viajera sin equipaje, corrí hacia ti como un huérfano buscando respuesta en la sabiduría ancestral.
¿Cómo es posible que la huerta pueda convertirse en puerto y sin embargo mantenerse verde?
Te vi sobre los picos ariscos pastora sin rebaño correteando y entre las ruinas donde una vez tú fuiste la rama verde.
Me sentí extraño sabiendo que la entrada, los portones, las ventanas y las piedras retumbaban.
Te vi de noche en los cafés lavando platos, te vi en las chimeneas, en las calles,en los potreros, en la sangre cayendo a gotas desde el sol, en la sal marina, en cada grano de arena y sin embargo eras tan hermosa como la tierra
Tu nombre es palestino,
palestinos son también tus ojos,
tu tatuaje,
palestinos tus pensamientos,
tus ropajes,
tus pies,
tus formas,
palestinas las palabras,
palestina la voz,
palestina vives,
palestina mueres".
1 comentario:
"...Y escribiré una frase más dulce que la miel y que los besos, que Palestina era y sigue siendo!", esta fue por mucho tiempo la frase con la que firmaba mis correos de hotmail.
Recuerdo que una vez me dijiste que eso te había llamado la atención y sin darnos cuenta comenzamos a forjar una amistad.
Te quiero mucho amiga. Quizás porque compartimos estos sentimientos. Quizás porque Mahmud nos representa, O, quizás,porque sí no más.
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