domingo, 15 de febrero de 2009

TARDE DE DOMINGO

Tarde de domingo y estoy sola en casa de mis padres. En paz. Afuera llueve y siento cómo repiqutean violentamente las gotas de agua sobre los tejados. Si amaina ahora, mañana ya se habrá olvidado la lluvia, porque en Temuco estamos acostumbrados a que así sea. Mario Benedetti escribió que si alguna vez se suicidara sería en domingo. Yo lo comparto. Dato extra, creo que nací un domingo. Vine al mundo un domingo 17 de mayo y por eso 7 días antes a mi madre no le celebraron su día de la madre. Supongo que no era seguro que yo llegara a nacer. No es seguro que nadie llegue a nacer, creo. Soy como todos. Seguramente todos nos suicidaríamos un domingo si quisiéramos suicidarnos. Nada más insulzo que la tarde en que uno piensa de brazos cruzados en todo lo que debe afrontar a lo largo de la semana que se avecina. Esas malditas responsabilidades que sin querer queriendo fuimos contrayendo. Porque las reales decisiones, las de peso, no son la fusión de dos empresas ni la carrera a seguir, sino que son las más pequeñas, como qué helado tomar o cuáles zapatos ponerse, entre otras. A lo que voy es a que son justamente esos pequeños momentos, circunstancias, detalles ínfimos, los que conforman nuestros días, nuestras vidas, nuestros giros, vuelcos, ambivalencias, incertidumbres y silencios. Son ellos los que concatenados y retorcidos pueden expulsarnos hacia el abismo o matarnos poco a poco, sin la valentía de apretar el gatillo, pero con la tenacidad de los grandes fumadores.

Yo quiero aprovechar de escribir este domingo por la tarde aunque me haya sentado sin una idea clara en la cabeza. Quiero escribir porque soy joven y estoy en paz conmigo misma. Tengo tiempo de hacerlo. No es un domingo como los demás. Es un domingo de vacaciones de verano. Aunque llueva, porque es Temuco. Y nos gusta que sea así, aunque la época estival sea una mera ilusión pasajera en las vitrinas de nuestras multitiendas. Quiero agradecer a mis amigas, que con recuerdos de otros momentos llenan días como éste.

A Yasna por nunca dejar de encantarme con sus escritos, cada vez más que la anterior. Decirle que siempre la leo. Que me puso celosa que nombrara a un amigo de ella en el blog que no soy yo. Porque sé que muchos la leemos frecuente y asiduamente. En sus 2 blogs ahora y en todo lo que hace como periodista. Agradecer que me lea siempre y que haga calurosas con sus fotos mis helados días veraniegos. Sentir no haber comprado una Agenda del Che para ella. Pensar que aún puede hacerse...

A Tanya porque es mi referente obligatorio. Pilar fundamental. Inspiración para no cambiar...

A Fernanda porque es la mejor persona que conozco. Como hija, amiga, compañera, polola y hermana. Porque escribe mejor que la gran mayoría de los que escribimos, con ese estilo del que otros carecemos. Tiene inconfundible estilo para todo...

A Matilde porque es la persona más inteligente y sensata. Racional y consecuente. Admirable como colega. Inalcanzable como compañera.

Éstas son las características que más me deleitan de cada una de ustedes. Las escribí sin meditar mayormente en un comienzo, y luego, cuando las reflexionaba, me daba cuenta de que todas comparten más o menos todo en común, además de leer este espacio virtual formal mío, y sólo difícilmente podría retratar a cada cual como un ser distinto y separado de las otras, como acabo de infructuosamente intentar. No sé exactamente qué tienen en común, fuera de lo evidente, supongo que es algo así como la capacidad de soñar despiertas, manifiesta o no, que me une indisolublemente a cada una de ustedes en una tarde de domingo en que el teléfono, nervioso, me desconcentra de la redacción y yo sólo quiero morir con la pluma entre los dedos.

4 comentarios:

Oruga dijo...

Ahhh yo no sé qué hice para que me tengas en ese altar. Yo soy normal.

Espero que te haya gustado mi desayuno apresurado y que hayas llegado sin novedad a Temuco.

Ojalá que los últimos días de vacaciones sean muy disfrutados.

Gracias por tus palabras amiga.

La Otra dijo...

Linda!!!
Muchas gracias, me sorprendieron tus palabras.
Un abrazo grande, y disfruta lo que más puedas estas últimas semanas, especialmente a tu familia.
Cariños

Tanya dijo...

Como siempre, soy la última en leerte, probablemente porque soy la que tiene menos que decir. Lo más importante ya lo sabes,
o sea, yo igual me suicidaría un domingo (o un día cualquiera en donde se despierte en mí esa abulia dominguera). Por supuesto sabes también que lo anterior no es posible, ya que he vetado el suicidio como una de mis posibilidades, al menos hasta que mueran mis padres, así que no tiene mucho sentido pensar en eso mientras tanto. Otra cosa que debes saber es que no soy alguien capaz de ser pilar de nada ni nadie, de modo que te recomiendo que busques otro si no quieres caerte... y no necesitas de mí para ser como eres, la comprobación está en toda esa gente que te quiere tal cual. La que necesitaría un pilar (o UNA Pilar, jeje) más bien sería yo, pero no te preocupes, que de ti busco sólo amistad, al menos por el tiempo en que ésto sea posible. Ya sabes que aunque te quiero muchísimo no confío demasiado en las amistades eternas, menos aún cuando estoy consciente de que en el futuro nuestros caminos se distanciarán bastante y será cada vez más difícil entendernos. Aún así te agradezco todo el tiempo que me has dado ya, pidiéndote perdón a la vez por cada momento penca que te he hecho pasar. Confío en que tu aguda memoria sabrá retocar los recuerdos para hacer de ellos algo grato, de manera que no tengas que arrepentirte de haberme conocido. Por mi parte sé que aunque nunca llegue a escribir un libro al respecto, tendré siempre presente la extraña historia de nuestra amistad (aunque sea como un recuerdo vago o como una fotonovela), y me aferraré a ella hasta en el peor de los casos. Por último, aprovecho de reiterar que te quiero tantísimo, como de aquí hasta la locura infinita de mi pequeño ser. Un abrazo (de yegua histérica, pero tierna, claro)

Nita Mussa dijo...

Uno de los motivos por los que más me gusta decirte prima es porque te siento tan cercana, tan de piel, tan parte de mi historia, que la palabra amiga, aún cuando puede ser más simbólica, se queda corta.
Te siento más prima que mis primas de sangre, porque compartimos tantos ideales y nos maravillamos tanto con nuestras historias, que me encanta llamarte así.
Te quiero muchísimo Nadia y lo descubrí al poco tiempo de conocerte.
Me emocionaste con lo que escribiste y lamento no leerlo antes, pero estaba segura que estaba al día con tu blog.
Sé que me lees, pero aunque no lo hicieras, tema de conversación y cariño nunca faltará entre nosotras.
Cuento las horas para llegar a Chile para ver cómo pasa el tiempo frente a nosotras mientras compartimos un rico café recién hecho.
Besos mi buena muchacha.
P.S: sobre tu escrito nada que decir...nunca dejas de sorprenderme y maravillarme.