sábado, 20 de junio de 2009

soy lo que hablo, hablo lo que pienso, pienso lo que escribo

Transportaba dentro de sí misma una pena tan clandestina como su vida toda.
Se repetía constantemente que la vida empezaba y terminaba en París.
Añoraba el momento ideal del helado perfecto mientras los techos resistían los granizos.
Su comida preferida eran las lentejas.
Sonreía mostrando las encías y siempre parecía estar en otro lado.
Se sentía identificada tanto con Abby Lockhart como con Simone de Beauvoir.

Era una joven común en un país común rodeada de gente común.



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