Soy exactamente la persona que no va a poner una frase de Einstein para iniciar uno de sus libros.
La que quiere cambiar el concepto de propiedad, y transformarla de privada en colectiva.
Aquella que sueña con la taza de café con leche perfecta.
Ésa que detesta el orden burgués, sobre todo cuando se lleva a todo orden, valga la redundancia, de cosas, partiendo por los pololeos.
No tengo absolutamente nada que ver con el pololeo único y consolidado como la fusión de dos almas que andaban perdidas por la vida, se encontraron por esas causalidades del destino, y entonces descubrieron el mundo de verdad, como si antes sólo hubieran estado esperando que dicho momento llegase para toquetearse en público y en privado, y pensar seriamente en el futuro.
Yo no veo el futuro sino el pasado.
Aborrezco aquella manía de mi generación de los deberes tácitos en las relaciones de pareja: acompañar al otro donde sea que vaya: sacarse las muelas, operarse los callos, depilarse, rasurarse la primera barba, el cumpleaños de la hermana chica, el festejo de la hermana de la tía de la prima, la oficina de papá, y esperar lo mismo de vuelta. Compartir platos vasos tazas wateres salivas totales.
Pasar tanto rato juntos haciendo nada que los minutos se engañan con las vidas de los bisabuelos amigos hermanos primos vecinos tíos de los amigos y sus relaciones de pareja presentes pasadas y ocultas.
Contarse todo, hasta lo que no es de uno, mutuamente. Justificarse.
Creer que hay una sola persona especial en el mundo y escuchar música huevona para adobar esa idea.
Me da náusea pensar en compartir mi cepillo de dientes otra vez, en preocuparme y ocuparme por boludeces que no me conciernen aunque mi generación crea y refuerce la idea de que sí.
Y todo, todo, para que después nos borremos de todas las tecnologías existentes.
Porque no hay otra manera de borrarse.
Lamentablemente para mi generación.
Sólo que aún no acabo de comprender para qué borrarse, cortarse, desmadrarse. Cómo expulsar de nuestras historias trozos tan grandes de uno mismo sólo por arrogancia disfrazada de orgullo.
Yo soy de la generación recluida en el ámbito privado, que espera ser madre y esposa, padre y esposo. Tener vacaciones, una casa, un auto, un perro, un empleo, unas lecciones de técnicas orientales para adelgazar y dos niños: son las mayores aspiraciones.
Yo sigo pensando en pasado, mientras.
1 comentario:
Hola, no sé quién eres ni nada, pero he llegado a esta entrada tuya buscando información sobre cómo operarse los callos xDD.
La cuestión es que, no sé qué concepto tendrás de pareja, pero si no vas a compartir tiempo con esa persona ¿¿para qué la quieres?? Y no me digas que sólo para ciertos momentos, porque los mejores momentos se producen cuando menos lo esperas, no cuando los planificas.
Es más, me sorprende que una persona que piensa así hable de casarse y tener niños, que viene siendo aún más comprometedor y agobiante (yo, de hecho, aunque sea de las que piensan que si se tiene pareja es para pasar tiempo con ella, no creo que me case nunca).
Un saludo ;-)
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